Poco después de mediado el siglo XVI, tres cuadras al sur de la Plaza Mayor, se construyó una ermita "cuya invocación es del Señor San Juan -que hicieran los vecinos por promesa-, tomando por abogado ese Santo contra la langosta que hubo el año de 1552" (Martín de Palomar, 1579).
Las tres sucesivas mangas de aquel acridio
que asolaron a Mérida (1552,1616, 1666) más la hambruna que se inició en 1669,
reforzaron la opinión de rescatar el olvido y la pobreza aquella vieja ermita,
cuyos cimientos se echaron nuevamente en 1769 y al año siguiente quedó edificado
el actual y hermoso monumento. Lo construyó a sus expensas el Dr. Agustín
Francisco de Echano.
El agradecimiento oficial al santo
demostrado en procesiones y ceremonias especiales terminó en 1860. Festejo
religioso de abolengo celebrado cada octubre, fue el de San Rafael
Arcángel. En 1884 fue remozada la iglesia por su
capellán Pbro. D. Carlos de Jesús Mexía, que era también rector del
Seminario.
Detrás del templo estuvo el mesón público
donde podían alojarse transeúntes y viajeros. El pequeño corredor que antecede a
la sacristía -muestra exquisita del arte mudéjar en Yucatán-, posiblemente sea
lo único que resta de la primitiva ermita de San Juan. En este lugar se fundó
hacia principios del siglo pasado la sociedad política de los "sanjuanistas",
introductores de la imprenta en la provincia y ensayistas del Ayuntamiento
constitucionalista; caro pagarían ese intento de liberalismo.
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